miércoles, 26 de diciembre de 2018

Mitigación de las emisiones de gases.


   
           La mitigación de las emisiones de gases de efecto invernadero para limitar el calentamiento global a dos grados Celsius es un desafío dentro del gran problema que mantiene la humanidad con el cambio climático y es algo que requiere de una respuesta global en términos energéticos.

            El mundo se compromete a la difícil tarea de llevar a cabo un límite de 2ºC por encima de la temperatura media que había en la época preindustrial, lo cual ya haría una serie de cambios importantes en la Tierra, a los cuales vamos a  necesitar una adaptación, ya que las ciudades deben ser más seguras en cuanto a las mareas de tormenta,o habría que rediseñar las tecnologías agrícolas para proteger los cultivos frente a sequías,inundaciones,... Podemos adaptarnos a esos pequeños cambios, pero a este ritmo el nivel del mar subirá bastante, peligrando la vida de muchas ciudades costeras y haciendo que las zonas de interior se vuelvan mucho más áridas, peligrando el suministro alimentario del mundo.

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            Para llevar a cabo esta mitigación tenemos que focalizar el problema, el cual es las emisiones de CO2, las cuales su gran mayoría vienen provocadas por la quema de combustibles fósiles, por lo que, las emisiones relacionadas con la energía tiene que ser la primera en la lista para ser reducida. El segundo factor es el uso del suelo, ya que en el origen de las emisiones de CO2 está la deforestación, derivado de los usos del suelo. El tercer factor a tener en cuenta es reducir la emisión de CH4, que es el resultado de múltiples procesos de varios tipos como puede ser el agrícola, y como cuarta prioridad establecemos la reducción de emisiones de N2O.

             En cada una de estas cuatro prioridades que hemos recogido es preciso buscar una viabilidad económica que apoye el cambio de emisiones, algo que es muy complicado, ya que la economía mundial crece continua y rápidamente combinado con escasas mejoras en la eficiencia energética.

             Entonces podemos reducir este proceso en tres fases, la primera sería la eficiencia energética, que trataría de conseguir una producción mucho mayor por unidad de energía, creando un ahorro bastante grande, el segundo propuesto tendría el objetivo de reducir las emisiones de CO2 por megawatio-hora de electricidad, evitando así la quema de combustibles fósiles y para concluir se llevaría a cabo el tercer paso que consistiría en la sustitución de combustibles, pasando a un uso de fuentes de energía limpia cambiando por ejemplo los motores de combustión interna de los automóviles por motores eléctricos o dejar atrás las calderas para implementar sistemas de bombas de calor alimentadas por electricidad.

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            La finalidad de estos pasos es clara, generar la electricidad que necesitamos a unos niveles bajos o cero de emisiones de carbono, pero muchos economistas desconfían de esta forma de energía y no creen que los mercados sean eficientes para incentivar estas mejoras en eficiencia energética.
         

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